El barrio de La Magdalena, situado en el corazón del casco histórico de Zaragoza, es una de las zonas más emblemáticas y antiguas de la ciudad. Su nombre proviene de la iglesia de Santa María Magdalena, construida a principios del siglo XIII y considerada una joya del arte mudéjar zaragozano.
Este barrio tiene sus orígenes en la época romana, cuando en la actual Plaza de la Magdalena se encontraba la Puerta de Valencia, una de las cuatro puertas de la ciudad que marcaba el inicio del decumano, una de las principales calles de Caesaraugusta. Durante la época musulmana, La Magdalena formó parte de la medina y albergó la judería en la zona próxima a la actual Plaza de San Miguel.
Hoy en día, La Magdalena es reconocida como el barrio más alternativo e intercultural de Zaragoza. En sus calles conviven diversas comunidades, destacando la población musulmana, gitana y africana, lo que le otorga una riqueza cultural única.
Pasear por La Magdalena es sumergirse en un ambiente vibrante y diverso. El barrio es conocido por su activa vida social y cultural, con numerosos restaurantes con encanto y bares de tapeo. Una de las actividades más populares es el «Juepincho», que se celebra todos los jueves del año, donde los bares y restaurantes participantes ofrecen una bebida y una tapa por un precio asequible, atrayendo a miles de personas que llenan las calles y locales del barrio.
Qué ver en el barrio de La Magdalena de Zaragoza
Entre los puntos de interés destacados se encuentra la mencionada iglesia de Santa María Magdalena, cuya arquitectura mudéjar es un referente en la ciudad. Además, las calles del barrio están llenas de pequeños comercios, talleres de artistas y espacios culturales que reflejan la esencia creativa y comunitaria de La Magdalena.
La ubicación estratégica de La Magdalena, en el centro de Zaragoza y junto al río Ebro, lo convierte en un lugar ideal para quienes buscan estar cerca de todo y disfrutar de una buena comunicación con el resto de la ciudad.
En resumen, el barrio de La Magdalena es un reflejo de la historia, diversidad y vitalidad de Zaragoza. Sus calles, llenas de vida y cultura, invitan a locales y visitantes a descubrir y disfrutar de uno de los rincones más auténticos de la ciudad.